
Pushkin, en su prosa, hace gala de una técnica narrativa cristalina, de un lenguaje tan preciso en general como afilado en ocasiones. Su romanticismo, nada engolado y trufado de momentos de sutil ironía y ácido sentido del humor, junto con su nada desdeñable erudición y su extraordinario valor documental de la época, hacen de esta recopilación de relatos y fragmentos una verdadera joya para cualquier librería. Cuentos canónicos como "La nevasca", "La hija del capitán" o "La dama de pique", junto con otros como los cuentos de Belkin o esos fragmentos que provocan una cierta frustración junto con una terrible sed de más, hacen de este volumen un libro del que disfrutar aun incluso aislándose de todas las circunstancias antes descritas, porque todos estos textos leídos únicamente como los magníficos cuentos que son, ya es por sí misma toda una experiencia.
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